Una vida llena de espejos

Por Ivonne Hernández
Hoy tengo el impulso de compartir mi entendimiento sobre una lectura.

Los que me conocen sabrán que vengo de una formación religiosa por parte de mi madre, la cual agradezco mucho. Si no me conoces en este aspecto, te platico.

Amo a mi Dios, pero también acepto que muchos conceptos que mal entendí de la iglesia me llevaron a tener choques a nivel inconsciente al punto de no saber distinguir hasta qué punto sí y hasta que punto no. Encontrar el equilibrio me ha sido muy difícil. Es una tarea diaria, de la cual no quedo exenta. Hoy domingo me aparece esta lectura, en la que identifico muchos de mis tropiezos, y con todo mi caminar te comparto mi nuevo entendimiento. Si te identificas, espero te sirva.

Observa la lectura, remarcaré las palabras que me parecen clave:

Evangelio según san Lucas (6,27-38):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿Qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿Qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿Qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo;
no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

¿Lectura intensa?... Yo creo que sí.

Pues de aquí vienen muchos de los conceptos que entendemos de ser bueno y malo. Dependiendo de tu experiencia aprendida, te puede causar rechazo, confusión, enojo e incluso miedo.

Hay muchas preguntas a nivel inconsciente que pueden surgir, tales como: ¿Entonces tengo que aguantar? ¿hay que sufrir para merecer, como decían las abuelitas?  ¿Para ser bueno, tengo que dejarme aplastar por los demás y bajar la mirada?

*Confieso que muchas de estas preguntas se las lancé a mi Dios con mucho coraje, ante mi impotencia, tratando de entender, y saber cómo actuar ante lo que yo consideraba injusto.  Y lo que me llegó fue lo siguiente:

¡NO! La respuesta es NO…

No tienes que bajar la mirada, ni sufrir para merecer. Al contrario, levanta la mirada, y siéntete digno y merecedor.

Imagina que todo a tu alrededor son espejos. Imagina que a cualquier lugar que voltees ves tu propia imagen reflejada. Todos esos espejos pueden dar una versión diferente de ti mismo. Ahora imagina, que hay varias personas a tu alrededor, algunos pueden amarte mucho, y algunos otros, pueden sentir celos o envidias de ti. Quizá ellos vean tu reflejo más bonito que el suyo. Por lo tanto, concentran su atención en tu imagen. Y no es que la imagen de ellos sea fea, es que ellos no la ven bonita, se rechazan a sí mismos.

Si tú concentras tu atención en la imagen de ellos, ¿Qué imagen estarás viendo reflejada? La de ellos, exacto.

Por lo tanto, empezarías a convertirte en ellos, a tal punto de perder tu propia imagen, y ver un reflejo que no te gusta.

¿Qué sensaciones crees que te pueda causar eso?

Si hay muchos espejos y tu atención estuviera puesta en esa persona que no te agrada, quizá hasta te puedas desesperar, y querer romper los espejos. Pero aparecería otro, y otro más, y otro más, hasta convertir tu vida en un infierno.  "La medida que uséis, la usarán con vosotros".

Si vivimos en un mundo de espejos, cada uno verá reflejado lo que lleve dentro. Si una persona envidia tu ser, no te podrá hacer daño, pues acabará golpeando sólo su espejo que lleva un reflejo tuyo. No podrá quitarte nada, absolutamente nada. Si crees que algo te es quitado, recuerda que sólo son ilusiones terrenas, tu ser jamás podrá ser dañado.

Entre más expandas tu energía de amor, y bendigas a aquel que te quiere dañar, llegará el punto en el que se aleje, pues tu luz lo cegará, y acabará golpeándose con su propio reflejo, no porque lo desees, sino porque él mismo lo provocó. Es la ley de causa - efecto. O bien, tu luz cambie la percepción de él mismo, y te dejará en paz. 

 “Os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante”. Si concentras tu atención en eso que quieres reflejar, la medida será tal como tú mismo lo hayas causado.


El que tenga oídos, que escuche… por eso el gran maestro comienza hablando así: “A los que me escucháis”.

 Espero este análisis te haya servido.

Con mucho cariño:  Ivonne ☕🌹


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